Durante 2007 se hizo pública la noticia de que Rob Liefeld iba a volver a Image Comics. Recordemos que Liefeld fue miembro fundador de esta editorial, si bien la abandonó debido a las desavenencias que tuvo con sus compañeros (Marc Silvestri en particular, aunque lo cierto es que los demás tampoco estaban especialmente contentos y, de hecho, no tuvieron reparo en lanzar comentarios nocivos sobre su figura). Después de más de diez años fuera de la compañía, Liefeld pudo volver gracias a la intermediación de Robert Kirkman. No es de extrañar, pues este exitoso guionista fue nombrado partner de Image, de manera que tenía potestad en la editorial como para sugerir el regreso de Liefeld, aunque fuera sólamente en calidad de autor. Una vez McFarlane y compañía aceptaron la propuesta, el autor nativo de California comenzó a preparar su nueva serie: Youngblood.
Youngblood es el nombre del grupo de personajes que creó a principios de los 90 y cuya serie fue el primer título publicado bajo el sello de Image. Con el paso de los años fueron muchas las vueltas de tuerca que Liefeld dio a esta colección: cambio de personajes, crossovers, renumeraciones, spin-offs, etc. Por no marear la perdiz, podemos hablar de tres series tituladas simplemente Youngblood: la primera, que sólo duró 11 números (incluyendo el número 0), casi todos dibujados por el propio Liefeld; la segunda, que fue realizada por multitud de autores secundarios y que padeció el “traslado” de Image a la editorial Maximum Press, ya que algunos números nunca llegaron a ser publicados; y la tercera, la más prometedora de todas gracias a Alan Moore y Steve Skroce y que surgió a raíz de Día de Juicio, pero que desgraciadamente se vio cancelada por los problemas financieros de la editorial Awesome Entertaiment. Con estos antecedentes, queda claro que la nueva colección de Youngblood figura como el cuarto volumen. Y pese a las críticas fáciles que se suelen verter sobre Liefeld, lo cierto es que el autor sabía cuál era el camino a seguir desde hacía tiempo: en lugar de hacer como en sus primeros tiempos y recurrir a autores desconocidos, la clave está en dejar sus personajes en manos de autores reconocidos como Moore o Kirkman. El problema de Liefeld era simplemente económico, de ahí el continuo cierre de editoriales como Maximum Press, Awesome o Arcade. Sin embargo, con el apoyo de una editorial como Image podría sacar adelante sus proyectos. Y, obviamente, a Image también le interesaba volver a tener a Liefeld, pues sería todo un golpe de efecto con el que poder llamar la atención del fandom.
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