Este artículo fue publicado originalmente en la revista Wizard. Un usuario latinoamericano del que desconocemos su nombre tradujo el texto al español. Ahora lo publicamos en este blog para tener una visión más detallada de los orígenes de Image.
El inicio
Todd McFarlane no podía reprimir la sonrisa en su cara mientras avanzaba por los pasillos de las oficinas de Marvel Comics en Manhattan. Seguido por sus compañeros, las también súper estrellas Jim Lee y Rob Liefeld, dejaron de lado el despacho del entonces Editor en Jefe Tom DeFalco y se dirigieron al amplio despacho del presidente de Marvel, Terry Stewart, como tres fríos y calculadores asesinos. Los tres artistas tenían una misión sencilla: decirle al hombre más poderoso de los comics lo que podía hacer con Spider-Man, Cable y Lobezno, los personajes principales de los títulos más vendidos y populares.
Dándose cuenta de que iba a perder a los tres artistas más populares de la industria, Stewart llegó a ofrecerles la línea EPIC para que hicieran lo que quisieran. La respuesta de McFarlane fue rápida, contundente y golpeo a Stewart como si se tratara del martillo de Thor. "Esto no es una negociación", declaró McFarlane. "No es un juego de poder. Nos vamos. Se acabó. Y ahora vamos a las oficinas de DC a decirles lo mismo."
Pero no sólo se marchaban McFarlane, Lee y Liefeld. Con ellos se iban también Erik Larsen, Jim Valentino, Whilce Portaccio y Marc Silvestri. Ya estaban hartos de ver cómo su trabajo proporcionaba a Marvel enormes beneficios de los que ellos recibían una parte muy pequeña. Sabiendo que ese trato se perpetuaría y que nunca conseguirían lo que deseaban trabajando con los personajes de Marvel, sólo quedaba una opción.
Las dudas y la prepotencia de McFarlane
Mientras que los siete artistas caminaban por el camino de la independencia, podían verse algunas grietas en la acera. Los siete creadores, cuyas residencias estaban repartidas por todo Estados Unidos, inmediatamente comenzaron a reunirse para estudiar los aspectos financieros que conllevan la fundación de una nueva compañía, dónde estarían situadas las oficinas centrales de Image o incluso si eran necesarias unas oficinas centrales. También se decidió que ningún fundador de la compañía seguiría trabajando para Marvel. Era una decisión con la que no todo el mundo estaba de acuerdo (por una parte debido al cariño que le tenían a ciertos personajes y a la sensación de que, si lo de Image fallaba, iban a necesitar aumentar sus ingresos). "Rob y yo queríamos continuar nuestros títulos de Marvel, pero eso no ocurrió." explica Valentino. "Nos molestó, pero lo entendimos. Todo era bastante aterrorizante. Yo no era un artista con el nivel de éxito de Todd y yo tenía una familia muy grande que mantener. Si Image fracasaba, estaba seguro de que la industria nos castigaría."
A McFarlane no le importaban los castigos debido a su increíble éxito con Spiderman. "Nunca me preocuparon los castigos" dice McFarlane. "A pesar de que muchos editores me ignoraban o me odiaban, apuesto a que podría pedir cualquier título en el que otros creadores estén trabajando y me lo darían, a pesar de mi actitud. Conseguir trabajo no iba a ser problema. No se ignora un talento como el nuestro."
Las clases sociales dentro de Image
"De cara al público, estos tipos eran los mejores amigos" explica Smith (Malibú Comics), "Pero solo se veían unos a otros en las convenciones o en las reuniones y, fuera de esos encuentros no se hablaban. Y por cada año que pasaba, había menos interacción entre ellos." Allí estaba Liefeld, el líder de la revolución escandalizando a todo mundo con sus actos y sus declaraciones; McFarlane la súper estrella y presencia dominante en el grupo; Lee el gentleman de los negocios; Larsen, el purista del arte; Silvestri, el hombre de las chicas, que se incorporó al grupo apenas unas horas antes de una reunión importante a la que iba a acudir en Marvel; Valentino, el veterano de los comics-books; y Portaccio, que llegó a ser mas conocido por su abrupta salida de Image que por cualquier trabajo que hiciera para la compañía.
Uno de los problemas mas graves entre los fundadores era la jerarquía que se había establecido con McFarlane, Liefeld y Lee en todo lo alto, respaldados por su éxito anterior en Marvel. "Era sobre todo el show de Jim, Todd y Rob" explica Larsen. "El resto de nosotros estábamos relegados a una ciudadanía de segunda clase porque no habíamos sido nombres importantes en Marvel."
La lana les cae del cielo
Con Youngblood nº 1, la compañia había batido un record en la historia de la publicación independiente, con mas de un millón de copias vendidas. Un mes después, Spawn nº 1 de McFarlane, volvería a batir ese récord vendiendo un millón setecientas mil copias. Incluso títulos como Savage Dragon (Larsen) o Shadowhawk (Valentino) se vendieron como rosquillas. De repente, siete rebeldes en los que nadie creía se convirtieron en siete hombres muy poderosos.
A ninguno de los fundadores de Image les había faltado el dinero, pero ahora lo estaban disfrutando. Larsen pagó las deudas de su casa con el primer cheque de 800,000 dólares de su Savage Dragon, Lee se compró un Acura NXS valorado en 70,000 dólares y Liefeld se compró un Dodge vipers, que costaba 120,000 dolares.
Portaccio, sin embargo, nunca disfrutó del éxito de sus compañeros de editorial. Apenas empezaban a circular los primeros números de su colección WetWorks, su hermana Gemma murió de Lupus. Su muerte lo llevó a abandonar la editorial hasta el punto que la mayoría de los aficionados ni siquiera lo consideran miembro fundador.
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